08 Nov ¿CÓMO CONECTAS CON TU ALIMENTACIÓN Y TU CUERPO?
¿Te has puesto a pensar cuál es tu relación con la comida que pones en tu cuerpo cada día?
¿Sabes de donde viene, como se crece, quien la fabrica, cuáles ingredientes tiene y cómo eso repercute en tu salud y vida?
¿Tus alimentos están vivos o muertos? ¿Tienen enzimas, vitaminas y minerales que nutren tus células, tejidos y órganos, o que le estás dando a tus células para que se renueven día con día?
Con el tiempo y con forme mi interés y pasión acerca de la alimentación consciente ha crecido, esto es algo que ahora es de vital importancia en mi vida.
En búsqueda de recuperar mi salud, o llevar a mi cuerpo a un mejor lugar he probado muchísimas “dietas” o estilos de alimentación. Usualmente las hacía desde un espacio de restricción o como de “castigo a mi cuerpo”, siempre enfocada en la parte estética, y en un número probablemente. Completamente desconectada de la calidad o fuente de lo que estaba comiendo. Siempre con una mentalidad de comer menos, de no pasarme de equis cantidad, o de comer proteína en todas las comidas o tengo que comer todas estas meriendas a pesar de no tener hambre o de qué comer de esa forma no se sentía bien. Lo hacía porque es lo que me dijeron que tenía que hacer, para lograr equis resultados sin ni siquiera pensar en cómo realmente se sentía eso. Si era algo que me energizaba y me hacía sentir bien, feliz y satisfecha.
Con el paso del tiempo, empecé a escuchar mi intuición. A realmente ponerle atención a mi cuerpo. Poco a poco fui analizando y cambiando la forma de ver lo que estaba comiendo.
Qué importante es enserio escuchar nuestro cuerpo, por más que el mejor especialista o nutricionista del mundo me diga lo que “tengo que comer”, la mejor especialista en mi cuerpo soy yo. No hay nadie en el mundo que pueda conocer mejor nuestro cuerpo, que nosotros mismos.
Poco a poco fui conectando más con mis alimentos, los ingredientes y la intención con la que cocino. Cuando hacía mis compras revisaba conscientemente si lo que estaba comprando era en su mayoría un producto hecho en una fábrica que venía envuelto en un paquete, o si eran alimentos de la tierra, lo que crece en el suelo y es lo natural para nuestros cuerpos. Alimentos reales, no productos.
Conectar con nuestra alimentación. Honrar eso que el cuerpo nos está pidiendo. Sentir, escuchar. Disfrutar. No importa cuál sea el tipo de alimentación que elegís tener, qué importante confiar y realmente creer en lo que estas comiendo. Yo me enamoré de mis jugos, de mis frutas, de mis batidos, de mis vegetales, de los carbohidratos. No les tengo miedo, los disfruto plenamente, y confío plenamente en su poder de alimentarme y sanarme desde adentro, de mantenerme saludable y en alta vibración. Desde un espacio de abundancia elijo incluir mas cosas que me hacen sentir bien.
No me restrinjo si no que me abro las posibilidades de todo lo que puedo comer que la tierra me da, y es justamente lo que mi cuerpo quiere, y lo que me hace bien. Todas las semanas pienso cuáles vegetales nuevos puedo incluir, o cuáles frutas no he comido hace tiempo, cuáles nuevas recetas – que me gusten y se me antojen puedo cocinar. Me pregunto y siento que es lo que quiero. Todos los días. En todas las comidas.
Practicar alimentación intuitiva a veces no es fácil, porque no es lo mismo que nuestro cuerpo nos pida comer más carbohidratos, o más hidratación a sentir que necesitamos comer harinas refinadas o una bebida azucarada. Hay que ser muy honestos con nosotros mismos y realmente sentir, ¿qué es lo que necesito?
Creo que los antojos no son por casualidad, creo que el cuerpo nos está queriendo decir que le falta algo, pero de nuevo, el cuerpo quiere energía y nutrientes, no queque y frituras. Hay una línea muy delgada entre escuchar el cuerpo y comer lo que queramos. Es importante realmente conectar con qué es lo que nuestro cuerpo necesita, y eso toma práctica y tiempo. Probar, experimentar, incluir cosas, quitar otras, analizar cómo funciona nuestra digestión, piel, energía, humor después de comer ciertos alimentos. Conocernos, alimentarnos por amor.
Me cuido por qué me amo. Elijo alimentos naturales y de buena calidad porque amo mi cuerpo y lo quiero cuidar y nutrir siempre que pueda.
Hoy en día me siento tan conectada con mi cuerpo, mi alimentación, mis elecciones no se sienten forzadas ni difíciles, son naturales para mí porque es lo que me hace sentir mejor. Invierto en alimentos de la mejor calidad que esté en mis posibilidades. Agradezco por la posibilidad de elegir lo que quiero comer.
Lo mejor de todo es que finalmente vivo en paz y armonía con mi alimentación, y además veo los cambios en mi piel y cuerpo que siempre quise, sin luchar, sin forzar nada. Solamente conectando con lo que pongo en mi plato día con día, eligiéndolo conscientemente, y agradeciéndole a mi cuerpo por recibirlo y digerirlo de la mejor forma. Agradezco también en mi corazón antes de comer con las personas involucradas para que ese alimento llegara a mi plato. A la madre tierra por supuesto, a los agricultores, a los señores de los camiones, del supermercado, y todos los involucrados en el proceso.
También disfruto cuando quiero algo que no esta en mi dieta usual, elijo comerlo, pero desde un espacio de alegría y en gratitud por poder comer cosas deliciosas y que mi cuerpo las procesa adecuadamente, ya que además no pasa todos los días. Nada se siente como restricción, escucho con atención y si quiero algo o mi cuerpo me lo pide, me lo como feliz y sin culpas.
Conecto con mi alimentación y lo que elijo poner en mi cuerpo conscientemente. Confío en mi intuición y en los alimentos que elijo todos los días y nunca me había sentido más feliz y en paz con como me veo y me siento. Conectar con lo que hacemos en la vida, en la alimentación o en cualquier área. Pausar y elegir con atención, con intención, es como nos convertimos en co-creadores de nuestra salud, y de nuestra realidad.
Un abrazo,
Moni